El ingenio de Francisco Gómez de Quevedo y Villegas
Uno de los máximos literatos españoles de todos los tiempos, Quevedo (Madrid, 1580 - Villanueva de los Infantes, 1645), también era un bromista. Y apostaba con sus amigos. Veamos una anécdota.
Y fue tal que apostó con sus amigos a que era capaz de echar en cara a su reina, esposa de Felipe IV, su cojera.
La primera oportunidad que se le presentó allá fue él. Llegado a la recepción en palacio, puso su ingenio en práctica con dos flores. Cortó de un rosal de palacio una rosa, y de su ojal sacó un clavel. Se acercó a su reina y dijo así:
Majestad, permitidme que os obsequie con una flor digna de vos; pero absorto por vuestra belleza no acierto con la flor más bella, así que entre el clavel y la rosa, su Majestad escoja.
Así ganó Quevedo esta apuesta.
Y fue tal que apostó con sus amigos a que era capaz de echar en cara a su reina, esposa de Felipe IV, su cojera.
La primera oportunidad que se le presentó allá fue él. Llegado a la recepción en palacio, puso su ingenio en práctica con dos flores. Cortó de un rosal de palacio una rosa, y de su ojal sacó un clavel. Se acercó a su reina y dijo así:
Majestad, permitidme que os obsequie con una flor digna de vos; pero absorto por vuestra belleza no acierto con la flor más bella, así que entre el clavel y la rosa, su Majestad escoja.
Así ganó Quevedo esta apuesta.
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